Eduardo Segura La Educación como Práctica de Libertad: Paulo Freire y Eduardo Segura




Textos de Cátedra Catártica: Comparativa entre Paulo Freire y Eduardo Segura


La Educación como Práctica de Libertad: Paulo Freire y Eduardo Segura


Paulo Freire, uno de los educadores más influyentes del siglo XX, sostenía que la educación debe ser una práctica de libertad, donde el proceso de aprendizaje se construya a través del diálogo y la reflexión crítica. Freire criticaba lo que él llamaba la educación bancaria, un modelo en el que los estudiantes son vistos como recipientes vacíos a los que se les deposita información, en lugar de ser participantes activos en la construcción del conocimiento.


Freire proponía una educación problematizadora, donde los estudiantes y maestros se involucraran en un proceso de descubrimiento mutuo, cuestionando la realidad y buscando transformarla. Este enfoque contrasta fuertemente con la educación verticalista y dogmática criticada por Eduardo Segura. Mientras Freire abogaba por un aprendizaje dialógico, Segura señala que la educación tradicional a menudo se reduce a repeticiones monótonas, carentes de significado y conexión con la vida real de los estudiantes.


Imposición vs. Diálogo


Eduardo Segura, al igual que Freire, denuncia la imposición de conocimientos y valores que no reflejan las realidades de los estudiantes. Sin embargo, Segura añade una crítica hacia la monotonía y la superficialidad del contenido, comparando las repeticiones vacías a rítmicas de reggaetón, lo que refleja una falta de profundidad y de compromiso con el desarrollo integral del estudiante. Freire, por otro lado, veía en la educación una oportunidad para desmantelar las estructuras de opresión a través de un diálogo genuino, en el que tanto el maestro como el alumno se enriquecen mutuamente.


Segura y Freire coinciden en que la educación debe ser un espacio de liberación, pero mientras Freire se enfoca en el diálogo como herramienta de emancipación, Segura resalta la necesidad de romper con las rutinas vacías que dominan la educación tradicional. Ambos, sin embargo, reconocen el peligro de una educación que se centra en la obediencia y la repetición, en lugar de en la creatividad y el pensamiento crítico.


La Alienación en la Educación


Freire advertía sobre el peligro de la alienación en la educación, donde los estudiantes, en lugar de verse a sí mismos como sujetos de su propio aprendizaje, se convierten en objetos de un sistema opresivo. Segura expande esta crítica al señalar que la educación actual no solo aliena, sino que además despersonaliza a los estudiantes, imponiéndoles estilos de vida y valores que no les pertenecen. Ambos educadores ven en la alienación una de las mayores amenazas para la educación, aunque la abordan desde ángulos ligeramente diferentes.


La Irrelevancia de la Certificación y la Gestión Cultural


Tanto Freire como Segura coinciden en cuestionar la relevancia de los diplomas y certificados cuando los planes de estudio que los respaldan fueron pensados hace décadas, o incluso siglos, en un contexto completamente distinto al de la realidad actual. Segura expresa que no le interesan los diplomas ni los certificados porque están basados en un conocimiento desfasado, pensado 20 o 30 años antes de Cristo, sin conexión con lo que sucede hoy o mañana, sino más bien con una realidad de hace una centuria.


Además, critica la gestión cultural actual, que, según él, está sumergida en propósitos meramente públicos y alejados de la realidad contemporánea y futura. Esto refleja una desconexión profunda entre las instituciones educativas y las verdaderas necesidades del presente, perpetuando un sistema que no prepara a los estudiantes para los desafíos del mundo actual.


Construcción de una Educación Significativa


Tanto Freire como Segura están de acuerdo en que la educación debe ser significativa y conectada con la realidad del estudiante. Freire defendía una educación que permitiera a los estudiantes leer el mundo y actuar sobre él, mientras que Segura aboga por una educación que trascienda las cuerdas desafinadas de la repetición y la superficialidad, permitiendo a los estudiantes descubrir su propio camino y propósito.





La comparativa entre las ideas de Paulo Freire y Eduardo Segura revela una convergencia en la crítica hacia los modelos educativos tradicionales. Ambos ven en la educación una herramienta poderosa para la liberación y el desarrollo humano, aunque sus enfoques difieren ligeramente en cuanto a las metodologías y los énfasis. Mientras Freire se centra en el diálogo como base de una educación emancipadora, Segura destaca la necesidad de una educación que rompa con la monotonía y las imposiciones, abriendo espacio para la creatividad y la autonomía de los estudiantes.


Ambos, sin embargo, coinciden en la urgencia de transformar la educación en un proceso verdaderamente liberador, que empodere a los estudiantes y los prepare para enfrentar y transformar el mundo que les rodea, alejándose de una certificación sin sentido y una gestión cultural que no responde a las necesidades reales del presente y el futuro.

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